Condiciones sociales de incubación de enfermedades.
-El modelo agrícola comercial-monoproductor, como aglutinador de agentes infecciosos.
Por: Jeison Rondón
Peste Porcina en China |
La
agricultura comercial, basada en el monocultivo aglutina grandes
poblaciones de unas pocas variedades de plantas y animales,
especialmente ante la homogeneidad genética
que la industria monopolista ha impuesto en el afán
de patentar y mercantilizar los organismos domesticados, manipulando
su capacidad productiva mediante la aplicación cada vez más
intensiva de la ciencia y la tecnología (mayor volumen de capital
constante/trabajo pretérito).
Estas poblaciones cada vez más homogéneas son altamente
susceptibles ante la propagación de enfermedades que actualmente
amenazan la viabilidad de importantes rubros alimenticios en el
mundo. En 2019, por ejemplo, China experimentó sustanciales perdidas
en sus rebaños de cerdos (cerca de la mitad de sus 441 millones de
animales) y aves de corral, los más grandes del mundo, debido a
enfermedades.
En
el caso de las grandes poblaciones de ganado estas ofrecen el
escenario para la concentración de los agentes infecciosos asociados. Así
no es nada inusual que partículas virales, que normalmente se
suscriben a poblaciones y espacios determinados, se propaguen
ampliamente, coincidiendo varios genes virales, acelerando su tasa
normal de mutación, llegando, bajo las condiciones necesarias, a
infectar huéspedes humanos. Este
ha sido el cuadro de las ya conocidas plagas de gripe porcina y aviar
que recorrieron el globo en la última década.
-El sistema de las maquilas como foco industrial de enfermedades .
Fábrica bajo el sistema de maquila |
Una
de las características más
resaltantes de la China actual es la gran industria bajo régimen
de maquilas, incluidas las más colosales producciones ganaderas de
la historia, en la que se unen la sobrexplotación del trabajo y el
subconsumo como parte de la dinámica del mayor centro productivo
mundial. La extraordinaria tasa de ganancias de las multinacionales
imperialistas y de sus asociados chinos se traducen en extensas
jornadas laborales, bajos salarios y condiciones de trabajo y
vivienda congestionadas e insalubres, que configuran un cuadro de
verdadero atentado contra la vida convertido en principal negocio
industrial del gran capital mundial. Nos encontramos aquí con una
población que ante sus bajos ingresos y la práctica falta de vida
domestica se ve empujada a la búsqueda
de alternativas alimenticias, incluida, por tradición china, la
carne de animales silvestres, fuente señalada
de la actual epidemia de Covid-19.
Propagación y contagios:
-El mercado mundial, vector de transmisión:
El Covid-19 se ha expandido en las redes de comercio y viajes.
La
gravedad del caso chino, y de otras zonas de maquilas, es que, al
contrario de las apartadas regiones del África excluida, se trata
aquí de centros de producción de mercancías
destinadas a un mercado que abarca todas las naciones de la tierra,
extendiendo el contacto personal a escala planetaria. En el caso
actual apreciamos que la industria turística tomó el relevo del
comercio como principal trasmisor del virus, llevándolo a donde el
cierre aduanero y fronterizo le había
impedido llegar. Es así como tenemos un cuadro de propagación del
brote viral muy característico de la actual sociedad capitalista
mundializada; China, primera potencia industrial, España e Italia,
entre los principales destinos turísticos, Estados Unidos, primer
consumidor y emisor de viajeros.
Y no
bastando con motorizar la transmisión planetaria del brote, el
mercado mundial destruye las defensas en muchas zonas del planeta. Al
sujetar a las naciones al carro de la acumulación centralizada de
capitales atrofia las industrias nacionales, incluidas las dedicadas
a la producción de los necesarios fármacos
e insumos médico-sanitarios. Y allí donde la continuada transferencia
de valor hacía el centro imperialista no drenó la capacidad para
mantener sistemas de salud adecuados el afan privatizador inoculado
por el virus neoliberal arrasa con todas las defensas posibles.
Mortalidad:
Las desigualdades sociales como condición de riesgo:
Millones no tienen acceso a las condiciones higiénicas básicas |
Una amplia
porción de la población mundial (cerca de 3000 millones de
personas) se encuentran desprovistas de las mínimas condiciones
sanitarias o alimentarias, siendo susceptibles de convertirse en pasto de la pandemia.
El control de la propagación se ve dificultado por los elevados
costes de las pruebas de despistaje y la falta de acceso a los
tratamientos. Adicionalmente en gran parte del mundo los trabajadores
se enfrentan ante el dilema de exponerse al contagio o al desempleo;
el trabajo asalariado acelera la propagación.
Tratamiento y recuperación:
-El contraproducente placebo del libre mercado:
Generalizando un poco la
reacción de los diversos estados puede clasificarse del siguiente
modo:
- Aplazamiento de las necesarias medidas de contención sanitaria en pos de no perturbar la “economía”, es decir la acumulación del capital. España e Italia, entre otros destinos turísticos, no cerraron a tiempo el flujo de pasajeros, priorizando las ganancias del sector a la higiene mundial. Inglaterra declaró hasta el último momento que se hundiría cual orgulloso buque insignia del liberalismo.
- Medidas selectivas. Mientras en España e Italia los centros públicos de salud colapsan las clínicas privadas apenas si reciben pacientes afectados, abundando en camas vacías que sin embargo no serán ocupadas. Las comunidades autónomas españolas han llegado a acuerdos con la industria hotelera (lo que constituye una forma de auxiliarla crediticiamente ante la súbita falta de clientela por la cuarentena), para el hospedaje de cientos de pacientes. La propiedad privada es prioridad médica.
- Estado de excepción: Una vez sobrepasadas tan endebles medidas cunde el pánico en la población y entre las castas políticas, temerosas de endorsarse la responsabilidad del previsible desastre que ningún sistema de salud parece en capacidad de afrontar. El paquete de medidas excepcionales, cómo las anunciadas entre otros por el gobierno de El Salvador (suspensión de alquileres, pagos e intereses, asignación de recursos a la población en cuarentena, etc.) constituyen un verdadero estado de excepción, una suspensión de las reglas del capitalismo. La gran interrogante gira entorno a la inminente crisis económica mundial, si el el interés por el bien común prevalecerá algún tiempo más.
-La vacuna de la planificación económica:
En
la reacción en contra de la epidemia se han destacado como los
principales destinatarios de solicitudes de asistencia médica y
farmacológica los gobiernos de las
Repúblicas, Popular China y de Cuba.
La
propaganda oficial china enfatiza el papel del Partido Comunista en
el combate del Covid-19. Los logros declarados no han sido abrogados
por las grandes corporaciones privadas, estandartes del despegue de
libre mercado de China, pero previsiblemente relacionadas por la población a la
insalubridad y la contaminación. Por el contrario se
ha insistido en subrayar la pertenencia al partido de los equipos
médicos ,y de los logros, como la construcción de todo un hospital
para los afectados en poco más de un día, en un alarde de voluntarismo
político que hace recordar los tiempos de Mao Tse Tung. Ecos de una posible lucha de líneas políticas en el seno del PCCh ya entrevista desde el agravamiento de la crisis de 2008 y la tensión
de la burbujas financieras en los mercados chinos.
El
caso de Cuba es simbólico,
especialmente en cuanto se le compara con el vecino Estados Unidos.
La revolución antillana, expuesta desde hace 59 años a un bloqueo
que entorpece sus relaciones económicas, se enrumbo en los años
1980 al desarrollo de la industria biotecnológica como una forma,
primero de contar con autonomía y autogestión para el tratamiento
de contingencias tan serias como las epidemias, y segundo, como punto de apoyo
para relacionarse con el extranjero. Resulta entonces que la
planificación económica ha permitido a Cuba contar con un fármaco
efectivo (Interferon Alfa 2B) contra virus como el Covid-19 desde
hace más de 30 años, mientras en el gran hegemón del capitalismo, los Estados Unidos,
el libre acceso a dicho medicamento es todavía una mera promesa que
depende de áridos debates parlamentarios sobre patentes.
Concluimos, pues, que la actual coyuntura, más que una contingencia
natural fortuita, hunde sus raíces
en el actual régimen mundial de
producción capitalista. Su propagación y las reacciones que suscita
son una expresión viva de las contradicciones que atormentan a la
sociedad humana desde lo más profundo de sí. El metabolismo de
producción y reproducción social
actualmente vigente ha llegado a un punto de desarrollo en el que se
encuentra en contradicción abierta con los intereses mínimos
básicos de supervivencia de la especie. Las condiciones sanitarias
para la propagación de enfermedades a escala planetaria han sido
creadas por el modo de producción capitalista. Hoy se levanta un clamor por un
mínimo de planificación mundial ante desastres de esta magnitud. Pero dicha planificación básica choca de lleno
con el juego anárquico y anarquizante de los grandes capitales en el
mercado mundial. La implementación de un mínimo de medidas
sanitarias globales implica pulverizar los moldes burgueses de la
mercantilización, la concentración de la producción y los
capitales y la precarización de los pueblos.
El dilema hoy más que nunca es Socialismo o Barbarie.
------------------
Comparte.
Nuestras Redes:
@crpoderpopular
FB CRPoderPopular
Comparte.
Nuestras Redes:
@crpoderpopular
FB CRPoderPopular
0 comentarios:
Publicar un comentario