Jeison Rondón.
El desalojo de los estudiantes de las residencias estudiantiles
Livia Gouverneur, en Caracas, marca un hito; muy atrás quedó el
“gobernar obedeciendo” de Chávez. Hoy “las órdenes no
se discuten” porque “no hay alternativa”, olvidando
aquel abril en el que el pueblo irrumpió precisamente cuando se
suponía que ya no había alternativas.
El proceso de rescate de lo publicó iniciado por Chávez parece
concluir con está despótica ola de
privatización-dolarización-exclusión, que configura lo que el
comandante avisoraba en su último discurso como la _"restauración
del neoliberalismo”.
Los hechos reclaman que las bases populares revolucionarias
demuestren sus infinitos poderes creadores y abran la alternativa
que, enfrentando al bloqueo y la agresión imperialista, derrote el
avance de la burguesía e instaure la primacía del interés popular;
que frene el avance desbocado de los privatizadores y liquidadores de
la revolución.
Esto exige tener presente las lecciones de estos últimos 20 años de
lucha, ejercer con la dureza necesaria el arma de la crítica,
elevarnos por encima de nuestra propia altura, por encima de los
inmediatismos y localismos, para entender los aciertos y fallas en su
justa dimensión histórica.
Las nuevas luchas no pueden depender del Estado, ni de la postura del
gobierno, pero tampoco pueden nuestras pequeñas experiencias aspirar
a avanzar ellas solas en medio de la debacle del todo.
El movimiento de las bases populares revolucionarias debe aspirar a
tomar y neutralizar los espacios de toma de decisiones de la actual
sociedad a la vez que levanta sus propios mecanismos de dirección
política y económica, para ejercer la fuerza moral y física de una
verdadera democracia popular, participativa y protagónica.
Los temores y las decepciones son grandes pero ¿Cómo puede hacerse
más humano el mundo sin la participación de los seres humanos?
El chavismo no será privatizado.
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