24.7.20

Jeison Rondón.
 
El desalojo de los estudiantes de las residencias estudiantiles Livia Gouverneur, en Caracas, marca un hito; muy atrás quedó el “gobernar obedeciendo” de Chávez. Hoy “las órdenes no se discuten” porque “no hay alternativa”, olvidando aquel abril en el que el pueblo irrumpió precisamente cuando se suponía que ya no había alternativas.

El proceso de rescate de lo publicó iniciado por Chávez parece concluir con está despótica ola de privatización-dolarización-exclusión, que configura lo que el comandante avisoraba en su último discurso como la _"restauración del neoliberalismo”.

Los hechos reclaman que las bases populares revolucionarias demuestren sus infinitos poderes creadores y abran la alternativa que, enfrentando al bloqueo y la agresión imperialista, derrote el avance de la burguesía e instaure la primacía del interés popular; que frene el avance desbocado de los privatizadores y liquidadores de la revolución.

Esto exige tener presente las lecciones de estos últimos 20 años de lucha, ejercer con la dureza necesaria el arma de la crítica, elevarnos por encima de nuestra propia altura, por encima de los inmediatismos y localismos, para entender los aciertos y fallas en su justa dimensión histórica.

Las nuevas luchas no pueden depender del Estado, ni de la postura del gobierno, pero tampoco pueden nuestras pequeñas experiencias aspirar a avanzar ellas solas en medio de la debacle del todo.
El movimiento de las bases populares revolucionarias debe aspirar a tomar y neutralizar los espacios de toma de decisiones de la actual sociedad a la vez que levanta sus propios mecanismos de dirección política y económica, para ejercer la fuerza moral y física de una verdadera democracia popular, participativa y protagónica.

Los temores y las decepciones son grandes pero ¿Cómo puede hacerse más humano el mundo sin la participación de los seres humanos?

El chavismo no será privatizado.

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