12.8.20


Maite Ortega.

Recuerdo que aquella primera vez que fuimos a la Alcaldía vimos afiches y mensajes de Bolívar, Rodríguez, Fabricio, el Che y tantos otros héroes, mártires, combatientes de esta Patria Grande colocados en todos los muros, paredes, escritorios..., como si solo eso fuese suficiente para decir que había triunfado la Revolución Bolivariana.

En ese entonces yo era parte de ese mural colorido, me sentía feliz, cuasi satisfecha y esperanzada como otros tantos compatriotas; a pesar de esa plétorica dicha persistió en mí, también, la inconformidad, la posibilidad de lo más, lo mejor, la excelencia, la plenitud del ideal bolivariano.

Un poco antes de que nuestra Alcaldía se pintara de Bolivariana, yo ya me la pasaba en el inventamos o erramos. Como la desinformación en nuestro querido municipio si galopaba a paso de vencedores, un grupo de seis camaradas que incluía tres niños decidimos instalar la Esquina Caliente en la Plaza Bolívar, ¡que cosa tan chévere!, allí nos encontramos con los chavistas light y los peso completo. 

Eso si, les confieso que estábamos pelando gajo ya que esto fue posterior al sabotaje económico-político: paro patronal, sabotaje petrolero, guarimbas y golpe de estado. Antes de todo ese desbarajuste opositor, yo estaba emprendiendo una microempresa de prestación de servicio gracias a un crédito otorgado por el Banco del Pueblo Soberano, donde recuerdo recibí aquellas primeras charlas de orientación en plena Plaza Bolívar del municipio y de parte del Padre Julio Cesar Varillas (†). El sabotaje económico volvió polvo cósmico el naciente negocio, pero conformó férreamente nuestra voluntad para defender el Proyecto del Libro Azul, nos hizo conocerlo y por ende amarlo. En esa circunstancia gritamos: “¡Con hambre y desempleo con Chávez me resteo!”, por eso instalamos nuestra Esquina Caliente, por eso nos íbamos en colas, coleados, a pie, en el carro e’ lola o en el de Fernando a Corpocentro, al Inces, a PDVSA, al periódico Kikiriki a buscar cualquier material escrito, afiches, periódicos, panfletos lo que hubiera para informarnos como Pueblo y para difundir entre los nuestros los avances y programas del Gobierno Revolucionario. Por eso acudimos siempre a cada llamado del Comandante Chávez. Por eso estábamos casi de primeros en las filas para alistarnos como voluntarios de la Misión Robinson y Ribas, por eso fuimos impulsores y facilitadores de la Misión Vuelvan Caras y Cultura Corazón Adentro, por eso nos hicimos estudiantes y profesores de la Misión Sucre, por eso fuimos voluntarios de los programas de alimentación, nos incorporamos como promotores y voceros de los Comités de salud y de tierra, promovimos, vigilamos y contribuimos en la ubicación y construcción de los módulos de Barrio Adentro y los Centros de Diagnostico Integral. Por haber conocido a Chávez y su proyecto hemos sido leales, no a los hombres, ni a las siglas de un partido, sino a la Idea Bolivariana.

Mi mamá tiene razón: “Dios sabe lo que hace”, cuando esa gente quebró mi negocio capitalista y el de otros muchos camaradas, le hizo un gran favor a la Revolución Bolivariana porque nos dieron tiempo de sobra para luchar por la Patria de Bolívar, para luchar enteramente, totalmente, desprendidamente, incansablemente y amorosamente. Es que muchos dejamos de ser hijos de la Patria y nos convertimos en padres y madres de la Patria, y como es natural los padres siempre cuidan y defienden a sus hijos.

Para aquellos tiempos habíamos ganado como seis elecciones y por paliza, la moral, -no- el orgullo estaba muy elevado, digamos que estábamos embriagados de victorias. Y mientras celebrábamos las sucesivas victorias perdimos potenciales momentos de activar no solo la democracia y participación popular plasmada en nuestra recién nacida y soberana Constitución, sino también sobre todo de usar la sal del Proyecto Bolivariano: el Protagonismo del Pueblo. Nos limitamos en muchos casos a participar en los procesos electorales, pero como actores pasivos: votando; pero no nos hicimos protagonistas para que votaran por nosotros. Votamos siempre por otros, incluso por personas que no conocíamos, que no pertenecían a nuestro ámbito geográfico y peor aun al político-ideológico. ¡Cuantas veces cambiamos nuestra primogenitura por un plato de lentejas!

Fue en ese momento de máxima fortaleza electoral por los continuos triunfos obtenidos, que descuidamos el coroto, dividimos las fuerzas y voluntades, nos dejamos arrastrar por las bajezas morales, éticas, políticas, humanas y siendo un territorio netamente bolivariano perdimos un espacio importante de lucha: la alcaldía bolivariana... La oposición se apoderó, nos expulsó y se atrincheró. El mismo día que los escuálidos tomaron posesión se inició la persecución de los compatriotas que laboraban para el Poder Municipal y que se habían identificado con el proyecto revolucionario. El cuadro con la imagen del Comandante-Presidente Hugo Chávez fue arrojado a la basura, se prohibió expresamente ingresar a la alcaldía con prendas que hicieran alusión al Comandante-presidente o al proceso revolucionario, fue un período de tensiones, asechanzas, venganzas... Hasta que -¡sorpresa!- ese alcalde soleado y amarillo saltó la talanquera y ¡que barbaridad!, el color del vino que para él solo fue por un tiempo una bebida extraída de la uva fermentada para su cadena de parrandas, se transformó en su vestimenta y pase de cortesía para infiltrarse en las filas rojas; como diría el Padre cantor: “echó al español que después se vistió de gringo y aquí lo tenemos hoy”

Nuestra ingenuidad política, nuestra extrema confianza en dirigentes nacionales y regionales de los cuales solo escuchamos el nombre pero de quienes nunca vimos sus ojos; nuestro desconocimiento voluntario a los lineamientos auténticos del Comandante Chávez sobre la disciplina consciente, la memoria histórica y el protagonismo popular, así como nuestra mezquindad para el reconocimiento de los liderazgos naturales y de base popular nos han sometido por casi diez años a un gobierno municipal totalmente impopular, aberrante e impuesto por unas siglas partidistas cuyos dirigentes regionales traicionaron al Comandante en vida y perseveran en insultar su memoria eterna por su arraigada ambición económica. Quizás porque no entendimos que “No se trata solo de tumbar los viejos molinos, los viejos valores, el egoísmo, el individualismo, las aspiraciones personales de riqueza, la corrupción y poner de verdad la causa humana, la solidaridad, la igualdad y construir el Reino de Cristo en la Tierra, en la realidad real y concreta: el socialismo Bolivariano”. Hugo Chávez F. 14/07/2011

Por ahora, parece que no hubiera salida, como Pueblo nos sentimos traicionados, acorralados, arreados, -“al pueblo manso siempre lo arrean”- pero eso es “Por ahora”, como en la historia bíblica la cabeza de la serpiente caerá y el Pueblo Bolivariano se impondrá. Es cuestión de tiempo y de nosotros.

Es este el porque afirmo que debimos protagonizar para que votaran por nosotros, no me refiero a que votaran por ti o por mi con nuestros nombres y rostros puestos en una boleta electoral –aunque también eso pueda ser pertinente de acuerdo al momento histórico- si no a que votaran por nuestras opiniones, criterios, intereses, particularidades como región, comunidad y/o colectivo; es decir que nos hiciéramos ver, escuchar y acatar, que nos legitimáramos con acciones organizativas, estructurales, formativas... ¡Que nos hiciéramos protagonistas pues! Protagonistas del inventamos o erramos, del seguimiento y ejecución de los planes de gestión, de la activación de un autentico Poder Popular que debe surgir de la originalidad, diversidad, realidad, deseo, expectativa, etc., de los y las vecin@s, los y las panas, los y las compañer@s, los y las camaradas, los y las compatriotas, los y las sujet@s de un colectivo o comunidad, para que de esta manera pudiéramos, para que podamos, para que en verdad seamos el Poder Popular. Quien nos dirá el Como, como... ¿como carrizo lo vamos a hacer? Nos organizamos ¿Cómo? Según las leyes del Poder popular ¿Cómo? Y allí aparece el tutor, papá institución te va a orientar y también a secuestrar y luego a manipular; porque es la que sabe el como se va a hacer para que el Pueblo nunca tenga el Poder y seguir manteniendo sus laboralmente beneficiados burócratas. Pues si nace una organización popular o sea constituyente y no esta registrada ante un institución del Poder constituido, -porque así lo expresan las leyes del Poder popular- entonces esa organización popular no existe, porque no está bajo la tutela de una institución; así como el trabalenguas tal cual es la cuestión. Es aquí donde se pierde el Poder constituyente... incoherencia y contradicción alevosamente premeditadas.

Recuerden mis mal queridos ya no tan camaradas que: “Al pueblo no le basta con querer, el pueblo debe Poder; hay que transferirle poder al pueblo para que el pueblo pueda llevar adelante los proyectos sociales para lograr vivir viviendo, la mayor suma de felicidad posible, con el poder en sus manos”. Hugo Chávez F. 22/07/2011

Avivemos las conciencias y admitamos que el originario Poder Popular jamás nacerá bajo la tutela de una estructura institucional burocrática donde predomina un funcionariado conscientemente negado a ser Servidor del Pueblo, ni tampoco de los miembros de un partido electoral que se hace llamar político pero que no cree en lo colectivo lo cual demuestra cuando desconoce al resto de las organizaciones sociales y/o políticas que conforman ese Gran Polo Patriótico que exaltó el Comandante Chávez. Y que “Si esta lucha no se traduce en una nueva institucionalidad con poder para solucionar los problemas, se dispersará, se apagará, y se agotará”. Hugo Chávez F. 09/07/2011

Lamentablemente la mayoría de los compatriotas que se encuentran en estas rancias instituciones estatales y algunos que están en la estructura de dirección del neopartido electoral conforman la otra capa social que olvida que no es oligarquía y que los beneficios, holgura y poderío que ostentan por ahora provienen de la esperanza, el compromiso y la resistencia de un Pueblo que en su conjunto no es funcionario público y no milita activamente en ningún partido político/electoral. Esos compatriotas desviados del interés supremo que es la Patria y que olvidaron o no comprenden como dijera Chávez en el 2002 que “este país también es de ustedes” deberían reflexionar sobre sus actuaciones, acciones y omisiones con respecto al Poder Popular.

Ante estas tentaciones que ponen en peligro el proyecto de Patria debemos ratificar: “Que nuestro pueblo cada día tenga mas conciencia acerca de lo que significa de verdad esta Revolución. Aquí no estamos para acumular beneficios materiales; una Revolución nunca se hace para volvernos ricos y gozar privilegios; una Revolución se hace para liberar a los oprimidos y darle vida a todos”. Hugo Chávez F. 14/07/2011.

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